TÍTULO ORIGINAL | Map of the Sounds of Tokyo |
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AÑO | 2009 |
DURACIÓN | 109 min. |
PAÍS | |
DIRECTOR | Isabel Coixet |
GUIÓN | Isabel Coixet |
MÚSICA | Varios |
FOTOGRAFÍA | Jean Claude Larrieu |
REPARTO | Rinko Kikuchi, Sergi López, Min Tanaka, Manabu Oshio, Takeo Nakahara, Hideo Sakaki |
PRODUCTORA | MediaPro / Versátil Cinema S.L. |
WEB OFICIAL | http://www.mapofthesoundsoftokyo.com/ |
PREMIOS | 2009: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película) |
Titulo portentoso que se le ha dado a ésta la ultima película de la catalana Isabel Coixet y con la que se ha hecho merecedora de una fría selección en Cannes, 2009.
La película intenta contar la historia entre una sicaría japonesa, un español a quien se le ha suicidado la novia, y un personaje que escucha y graba los sonidos de un Tokio que no llega a convencernos.
En un principio las imágenes consiguen seducirnos levemente, lo que nos augura una buena película, sin embargo una refinada dirección de fotografía, no hace un filme; tanto planos arriesgados como buenas escenografías no son suficientes, para adquirir una imagen coherente, una imagen verdadera, en donde esa mentira a la que le dedicamos horas, se nos haga realidad.
Hacer una película en Tokio tal vez no sea tan difícil, lo difícil es llegar a hacer cine, el cine no tiene residencia y es mas que contar un historia en una ciudad de moda, pero el problema no es la moda, sino lo que se hace con ella; la admiración que se tiene sobre algo, en este caso sobre una cultura, no alcanza para combinar la idea de búsqueda del movimiento, de una imagen que vincule mas que colores llamativos en una de la ciudades mas filmadas de los últimos tiempos. Las imágenes que vemos en esta película son una especie de sumas sin resultado.
La película se aleja en todo momento de un cine honesto; un guión fácil que se camufla y que nos recuerda a cada instante que los protagonistas están actuando y no viviendo, el verdadero protagonista deberían haber sido los sonidos, como el nombre de la película lo anuncia y no el fingido dialogo que tienen los personajes. Por otro lado presenciamos un narrador que repite lo que vemos ó que dice lo que no queremos escuchar. ¿Para que volver a contar con palabras lo que ya hemos visto en imágenes?.
Encuentro en esta película mil excusas para filmar a Tokio; sus colores, sus personas, su comida, su sonido, infinitas imágenes que no logran ser de nadie, ni siquiera de la directora que se alza en pretensiones al querer robarle algo a una ciudad que ya fue mirada con ojos mas sutiles, Tokio – Ga de Win wenders, por ejemplo, se rinde ante una ciudad que desconoce, ante un cine que admira, respeta y el cual lleva el sello “Ozu”. Este documental da gracias a una ciudad que con ojos simples puede enseñar a ver la dureza de la vida.
“Es raro en el cine de hoy encontrar tales momentos de verdad, ver personas o cosas que se muestran como son verdaderamente. No, no eran solamente los momentos, era una verdad extensa que duraba de la primera a la última imagen. Eran películas que continuamente y de verdad hablaban de la vida misma y en la que las personas, las cosas, las ciudades y los paisajes se revelaban.”[1]
Estas son las palabras que anota el director alemán en homenaje a Yasujiru Ozu, sobre un cine que ya no existe, donde esta latente aún la añoranza de una imagen limpia, primaria, única y difícil de conseguir. ¿Donde esta la verdadera imagen? .
Con esta película queda claro que ni en las historias, ni en una buena fotografía y mucho menos en éste , un Tokio lleno sonidos imperceptibles.
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