TÍTULO ORIGINAL | The Purple Rose of Cairo |
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AÑO | 1985 |
DURACIÓN | 85 min. |
PAÍS | |
DIRECTOR | Woody Allen |
GUIÓN | Woody Allen |
MÚSICA | Dick Hyman |
FOTOGRAFÍA | Gordon Willis |
REPARTO | Mia Farrow, Jeff Daniels, Danny Aiello, Dianne Wiest, Van Johnson, Irving Metzman,Stephanie Farrow, Zoe Caldwell, John Wood, Milo O'Shea, Edward Herrmann |
PRODUCTORA | Orion Pictures. Productores: Jack Rollins & Charles H. Joffe |
PREMIOS | 1985: Festival de Cannes: Premio FIPRESCI 1985: Nominada al Oscar: Guión original 1985: BAFTA: Mejor película 1985: Premios de la Academia Británica: Mejor película y mejor guión |
La única manera de sentirse identificado es poniéndose en relación con uno mismo, y de que manera lo hace Woody Allen en La rosa purpura del cairo. Una comedia que se remonta a la depresión norteamericana para contarnos la historia de Cecilia (Mia Farrow) una mesera de New jersey que malvive trabajando para mantener a Monk (Danny Aiello) su marido que es un haragán.
Su única ventana a un mundo mejor está en la sala cinematográfica, donde proyectan su película favorita. La rosa purpura del cairo, titulo protagonizado por Gil Shepperd (Jeff Daniels) un aventurero que después de ver a Cecilia una vez tras otra en la sala, sale a conocerla
Y es en este momento cuando las escenas se yuxtaponen para generar una crítica con acritud hacia la vida del amante del cine y los rumbos paralelos por donde van el cine y la realidad, y se contrapone lo real y lo surreal para rendir tributo a ese mundo fascinante y fabulador donde el cinéfilo deposita toda su fé y espera que sea en esa, realidad ajena en la cual se cumplan sus entrañables anhelos o donde se ejemplifique la sensación que desea propia.
Un manejo sincero del blanco y negro que no pretende. Manifiesta lo que es, en relación con lo que nunca podrá ser y lo pone en el mismo escenario casi que al azar, como un experimento para ver qué pasará después.
Una rápida reseña fotográfica encargada a Gordon Willis quien nos contextualiza y nos posa en la new jersey de 1935 en donde parece que el polvo corroía cada rincón y lo devoraba con cierta aspereza inexorable. Desértico paisaje que dejaba el paso del progreso por norte América en los años 30.
Sin duda a través de la película se le rinde un homenaje al cine, con elementos emblemáticos como lo son los posters que aparecen con letra blanca anunciando “Clive of india” detrás de la taquilla, las canciones que inmediatamente nos remontan al cine clásico como “Cheek to check” interpretada por el fantástico Fred Astaire en “Sombrero de copa” o la imagen donde la cámara se funde en el rostro de Cecilia absorta por el encantador despliegue de la proyección.
Imposible no dejarse envolver por este cómico drama donde pasamos a ritmo de jazz de una fina comicidad desplegada en diálogos a la tristeza de una realidad personal y social bastante penosa. Allen se escapa de sí mismo y de su satírica critica a la estereotípica realidad que hoy nos acongoja y a sus atléticas burlas al sexo, al amor y la muerte, para regalarnos una de sus mejores piezas que nos dibujara una sonrisa en la cara y nos mantendrá con los ojos bien abiertos por lo menos durante la película.
Santiago Restrepo
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