jueves, 6 de septiembre de 2012

La Chinoise, Jean-Luc Godard.




Apuntes sobre la revolución 

Algunos días me gustaría entender como funciona la vida, como es que las cosas se conectan tan íntimamente que me sorprenden de forma exagerada hasta no poder controlar mis instintos de supervivencia. Humanamente desesperado al intentar conseguir pasar por alto las ataduras de mi conciencia, acercando a mis manos lo que otros ya han creado, poco a poco me doy cuenta que sigo siendo un espectador ocasional sin derecho a juzgar algunas ideas. Por eso quiero enfrentarme  sin impaciencia!
     Todo se mueve con una extraña y profunda relación; las cosas hablan, se tocan, se convencen unas a las otras de ser parte de algo que no logro comprender. Se piensan, se lamen, se confunden. No tienen nombre; cuando las cosas se ven por primera vez no tienen nombre. Lo que se nombra adquiere fuerza,  lo que no se nombra deja de existir. Por eso me inquieta el lenguaje de lo que veo, me inquieta el desorden de las cosas. Y todo se convierte  en duda.
     Hace algunos días me inquieta cómo la fuerza de una idea hace para entrar en el pensamiento de los otros. Cómo una idea que no ha sido nombrada se vuelve parte de una confusa solución de introspección. Y esta idea esta suelta, en el aire,  en un muro de aire. Ver una idea por primera vez es algo extraño, incoherente, y caprichoso. Por eso algunas veces hacen falta pistas, señales, indicios.

¿Que es lo que nos mueve? ¿Donde habita la pregunta que no nos deja tranquilos?  ¿Y Por que no soy el único que se conmueve con el FIN del film? (de cualquier film).

Sueño todo el tiempo con una forma que habita en mi desde hace mucho antes que hubiera nacido. Y esta forma es tan liviana que se me escapa a cualquier hora.
Sueño todo el tiempo con una forma que nunca he labrado. Y esta forma es tan pesada que solo la sostengo cuando estoy solo.
Sueño todo el tiempo con una forma que solo es palabra. Y esta forma es tan fuerte que nos une a todos solo por unos instantes.
Sueño todo el tiempo con una forma que no es mía. Y esta forma es tan grande que lo es todo.
Sueño todo el tiempo con una forma que se mueve. Y esta forma es tan lenta que algunas veces no la siento justo cuando esta al lado mío.
Sueño todo el tiempo con una forma con la que nos comunicamos. Sueño todo el tiempo con una forma que sea el único lenguaje.
Sueño todo el tiempo, junto con algunos hombres de ésta humanidad.
Y no hago parte de una revolución distinta.

Juan Sebastián Moreno

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